La ciudad es un problema político.
Creada para el encuentro de las personas, la complejidad creciente de sus problemas sociales y gobernabilidad es propia de su razón de ser. En sentido inverso positivo, usando la fuerza conductual de la ciudad sobre la vida, la autoridad intenta resolver problemas sociales interviniendo el espacio urbano con políticas a gran y pequeña escala. Pero la política no usa bien sus recursos urbanos para aprovechar de mejorar el bienestar social.
La política no parece comprender el poder transformador de los barrios. Estos ,como unidad básica, son un potencial que debería fortalecerse. El barrio puede ser fuente oportunidades para el progreso o lugar reproductor del abandono pernicioso. Las autoridades políticas hacen ciudad con sus decisiones y quieren cumplir con la Ciudad Prometida. Y a veces sin querer. Polística se creó para estimular y nutrir esa voluntad con evidencias profesionales y de investigación abiertas.
Si bien el poder político es apenas una de las fuentes de la vida urbana, ella, debido a sus facultades constitucionales, establece reglas y normas de amplias y complejas consecuencias en las ciudades. Es por medio de la ley que la política, “manda, prohibe o permite” en lo urbano. Lo hace con decisiones del gobierno central o del parlamento, del gobierno regional o del comunal, determinando parte del resultado del cumplimiento de las promesas de una vida mejor en las ciudades.
En Polística trabajamos con evidencias y no desde una restricción ideológica. Colaboramos para que los políticos, de cualquier color, cumplan lo prometido para mejorar la vida urbana a partir de un debate abierto. No trabajamos para una trinchera política. Pero ni mucho menos contra la política, porque no exhibimos nuestra experiencia académica como la alquimia apolítica de la ciudad feliz.
Las actividades ejercidas por los fundadores de Polística en ámbitos públicos y privados constituyen parte esencial de nuestro acerbo empírico. Trabajamos intentando vincular la política y los actores sociales con los estudios académicos. Muchos de quienes hemos ejercido la pedagogía urbana hemos sido parte del distanciamiento con lo público en que los prejuicios contra la política miran las valiosas ciencias y teorías de temas urbanos sin comprender el inevitable vínculo ejecutivo con el poder que ejecuta o no sus promesas y su cumplimiento. ¿cómo se mejora la participación colaborativa entre la academia, la vida social y la política para que se cumpla con la ciudad prometida sin que una anule a la otra?¿qué se prometió? ¿qué se cumplió? ¿qué indican los datos reales? ¿Quiénes y qué miden?¿donde se rinde cuenta?¿cómo se cobra lo prometido?
Polística busca las respuestas y pregunta; promueve una mejor interacción entre los diversos actores urbanos y lo público para que ese diálogo sea previo a fijar las reglas y la práctica. Polística ayuda a cumplir.
Trabajamos para ampliar la comprensión del aparato del Estado y sus decisiones de consecuencia urbana. Impulsamos la asociación públicopúblico y no solo público-privado; pactos y convenios de compromiso público- público deben asumir la complejidad de las consecuencias del mando político hacia la calidad de la vida en ciudad. ¿cuantos ministros de educación han asumido que la insuficiencia de oferta educacional en un sector urbano hace que los viajes hogar-estudio colapsan el transporte urbano, contaminan y desperdician el tiempo?¿cómo se coordinaron los expertos agrícolas y urbanos al definirse normas de desafectación de territorios para el desarrollo urbano?¿Cómo se dialogó el ministerio de obras públicas y el de Vivienda y Urbanismo para asegurar la absorción de aguas lluvias en los procesos de urbanización que terminan en inundaciones? El caso de la evacuación de aguas lluvias en tierra de nadie fue paradigmático. ¿cómo se armoniza la vida urbana en la conurbación de municipios respecto a calles en continuidad, espacio público compartido, transporte público en común, paisaje, belleza y sufrimiento común?
Cuando no hay respuesta, no basta que el elector se enoje con aquellos a quienes les dio el voto.
Alguna vez, algunos dijimos que “como la ciudadanía no tiene conciencia urbana los políticos podemos dormir tranquilos”. El ciudadano no cobraba las cuentas urbanas. El ciudadano no parecía atribuir sus malestares urbanos a una deuda de las decisiones de los políticos.
Esto ha ido cambiando. El ciudadano se sabe “elector” y le cobra algo de la ciudad al “elegido”. Cada vez más se organizan grupos que levantan temas urbanos con diversas ópticas y exigen La Ciudad Prometida. A veces con gran seriedad, con mucho estudio y otras con una indignación que tiende a una parálisis del desarrollo urbano, algunos con excesiva ideologización o que defienden intereses corporativos. En Polística estimulamos un diálogo sereno, eficazmente participativo, entre las organizaciones de la base social y los actores del aparato público.
Polística trabaja para ayudar a cumplir las promesas urbanas.
Ya no son suficientes las audiencias públicas del Congreso en la discusión del proceso legislativo. Más allá de las leyes, la ciudadanía ya conoce que por medio de decretos, ordenanzas, instructivos, es posible cambiar densidades, usos del suelo que provocan no solo oportunidades de inversiones, cambios de plusvalías y desarrollo económico sino enormes cambios de la vida urbana. De mucho de esto, el parlamento recibe el reclamo de sus electores sin que haya intervenido en lo reclamado y a veces sin que tenga potestad en su proceso. Variadas disposiciones gubernamentales y municipales producen efectos de transformaciones urbanas alejadas de los fundamentos que dieron origen a la ley.
Similar limitación es la que se constata en la insuficiente participación de las instituciones de investigación y enseñanza en los proceso de gestación de las normas. No por negativa de las partes incumbentes sino quizás por las insuficiencias de los sistemas de asesorías al parlamento y al gobierno, que no aprovechan mejor el excelente nivel que existe en las universidades, centros de estudios y en diversas organizaciones sociales y empresariales. Ese vínculo, por la experiencia de los fundadores de Polística en estos campos, lo asumimos trabajando para su desarrollo.
Evidentemente el proceso chileno de creación de una Nueva Constitución, por medio de una Convención completamente electa democráticamente, abrió esperanzas de establecer en ella mucho más que lo que una carta fundamental puede contener y entre esas demandas el proceso hizo surgir el debate sobre la Ciudad Prometida.
Desde Chile, en estos años, se abrió un nuevo mejor momento para el debate entre el la Polis que queremos y la Política que elegimos en el ejercicio de la democracia.
Por eso Polísitica.
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